Mila que gruñía a los niños
Os presentamos la historia de Mila, un bulldog francés de 4 meses. Sus propietarios, Eugenia y Fernando, nos contactaron cuando su hasta ahora dulce cachorrita empezó a gruñir y a enseñar los dientes a los niños.
Eugenia y Fernando tienen dos hijos pequeños de 5 y 8 años.
La llegada de Mila ha sido una gran alegría para toda la familia, especialmente para los pequeños que querían jugar con ella todo el rato.
Al principio todo iba bien: la llevaban en brazos, le daban un montón de besos, se pasaban el día jugando con ella, persiguiéndose y revolcándose juntos. Parecían 3 cachorros jugando.
Los problemas empezaron unas 3 semanas después de la llegada de Mila. En algún momento empezó a huir de los niños y luego a gruñir y enseñarles los dientes cuando se acercaban. Algo había cambiado…
Eugenia: «¡Nos asustamos mucho! Pensábamos que las cosas iban bien, hemos leído que los cachorros se tienen que acostumbrar a los niños y prestamos mucha atención a que pasen mucho tiempo juntos para que Mila se socialice con ellos.»
A la familia le gustaba ir con los niños al parque por las tardes, pero tuvieron que dejar de llevar a Mila porque empezó a gruñir a todos los niños que se le acercaban y algunos padres se quejaron. Tampoco podían ir con ella cuando llevaban a los niños al cole porque todos los niños querían tocarla y ella les gruñía y se escondía.
Fernando y Eugenia se sentían muy frustrados, compraron a la perra para los niños y ahora resultaba que no podían dejarla con ellos, ya que gruñe sin motivos y tenían que dedicar más tiempo a pasearla porque el paseo al cole ya no podían hacerlo, ni llevarla al parque con otras familias por las tardes. Y lo peor de todo: el miedo a que algún día pudiese morder a los niños…
Todo se había torcido…Se dieron cuenta que necesitaban ayuda urgente de un educador canino.
¿Qué ha pasado?
Fernando y Eugenia leyeron mucho sobre socialización de cachorros y el adiestramiento canino y cayeron en la trampa de sobresocialización.
Entendieron que se trataba de que el cachorro tuviese mucho contacto con los niños, que tenía que jugar mucho con ellos, que le tenían que tocar y manipular mucho para que se acostumbrara.
Aunque la socialización sí que es una parte importante de la educación de los cachorros, es vital hacerlo de una manera controlada y en dosis adecuadas. Y sobre todo: BAJO SUPERVISIÓN.
Dejar que los niños jueguen con el cachorro todo el rato y sin supervisión puede llevar a la sobreestimulación del cachorro y también lo expone a experiencias negativas.
Un cachorro tiene su propio mecanismo de regulación de excitación, sus emociones suben muy rápido cuando está jugando, pero llegará un momento cuando él mismo querrá parar y lo comunicará a través de su lenguaje corporal.
Los niños no son capaces de identificar las señales del perro y en muchas ocasiones ignoran lo que les quiere decir: quiero parar, necesito una pausa, esto es demasiado, ya no me gusta…
Y siguen animándolo a jugar, tocándolo, besándolo…
Al final las emociones del cachorro cambian, el juego deja ser agradable para él y para el niño que le está incitando también.
Y si la situación se repite, hay un aprendizaje: ESTE NIÑO ES MALO.
Y ya que los cachorros generalizan muy rápido, este aprendizaje pronto se convierte en: TODOS LOS NIÑOS SON MALOS.
Esto explica por qué al principio Mila se lo pasaba muy bien jugando con los niños, pero luego le dejaron de gustar.
¿Qué hicimos?
Durante el Programa para Cachorros y aplicando nuestro método Can is Cool reconstruimos la relación de Mila con los niños.
Como educadores caninos trabajamos con toda la familia, incluidos los más pequeños. Los niños de Eugenia y Fernando aprendieron cómo tocar a Mila de la manera que ella siempre disfrutase, y cómo identificar cuando les quería decir algo.
Mila ha recuperado su confianza en los peques y ha empezado a disfrutar jugando con ellos de nuevo. En unas semanas Eugenia pudo volver a llevarla cuando iba a recoger a los niños al cole y la familia por fin ha podido reiniciar su vida social sin miedo a que vaya a pasar algo con Mila y otros niños. ¡Por fin han empezado a disfrutar de su cachorra!
Como hacer para que mi perro no gruña a los niños
3 Tips para familia con niños y un cachorro
1. Sincroniza las comidas de los niños con las comidas del perro
Sincroniza las comidas de los niños con las comidas del perro. Dale de comer a tu perro juguetes interactivos tipo KONG®, para alargar el tiempo de consumición. De esta manera evitarás posibles conflictos alrededor de la comida, por ejemplo que tu perro gruña a los niños si se acercan mientras esté comiendo.
2. Parar el juego cada 5 minutos
Cuando los niños están jugando con el cachorro, cada 5 minutos haz un test: que paren el juego, observen si el cachorro se aleja de ellos o sigue allí. Si se va, el juego no se puede continuar.
3. Regla de oro: llamar antes de tocarle
Enséñales a tus hijos una regla de oro: si el cachorro está en su cama durmiendo o descansando, no se le puede tocar, sino que primero le tienen que llamar para despertarle y llamarle y entonces le pueden tocar. Nunca antes.